Texto clave: " Mas a todos
los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios." Juan 1:12
1. Hijos del diablo
Jesús se dirigió a los judíos inconversos que trataron de matarlo como hijos
del enemigo. "Vosotros, de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de
vuestro padre queréis. El ha sido homicida desde el principio y no ha
permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira,
de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira." Juan 8:44. Todos,
por naturaleza, nacemos en el reino de Satanás; nuestro pecado nos coloca
bajo su dominio y señorío. Desde Adán hasta el último viviente en la tierra,
nacemos bajo el control del enemigo. Juan 8:34 añade que; "todo aquel que
peca esclavo es del pecado."
2. Hijos de Dios
Todos por creación somos hijos de Dios, pero la creación no salva a nadie.
Este fue el motivo principal de la venida de Cristo como el Redentor; darnos
libertad de las garras del enemigo. Dijo Jesús: Si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres." Juan 8:32. Esta liberación sólo se obtiene a
través de los méritos de Cristo.
Por Adán y Eva entró la maldición a la tierra y todos fuimos constituidos
pecadores y esclavos del diablo. Romanos 5:12-19
La promesa de la separación entre los hijos de Dios y los del diablo la
encontramos en Génesis 3:15 cuando Dios reveló el misterio de la piedad.
Satanás no lo sabía. La guerra comenzó cuando nacieron Caín y Abel, Satanás
mató a Abel pensando que este era la simiente de la mujer, o sea el Mesías;
y la lucha ha continuado desde el mismo Edén. Estos dos hijos fueron, uno
del diablo y otro de Dios.
Juan nos dice: "Mirad cual amor nos ha dado el Padre que seamos llamados
hijos de Dios..." 1 Juan 3:1. Este es el privilegio que pertenece a la
simiente de la mujer; Cristo nos ha engendrado en su nuevo reino. A través
del nuevo nacimiento, todos los redimidos formamos la familia del reino de
Dios, separados, sellados, llamados, predestinados, ungidos, santificados, y
salvados desde antes de fundación del mundo, Cristo nos cuenta como sus
primicias y ciudadanos del nuevo reino celestial.
3. Adoptados como hijos de Dios
Todos los redimidos pertenecemos al reino de Dios y somo hijos del Altísimo
por el nuevo nacimiento que el Espíritu Santo produjo en nosotros. En ese
mismo proceso casi instantáneo, somos adoptados como hijos suyos. Esta
palabra adopción es usada solamente por Pablo y prestada de la costumbre
griega y romana, pues los judíos no la practicaban. Esto fue hecho para
mostrar la inclusión de los gentiles en el reino de Dios.
La adopción es permanente e irreversible. Romanos 8:15.
El nuevo nacimiento en el reino de Dios es para siempre e irreversible.
Romanos 11:29.
Somos salvos eternamente; como candidatos al cielo, ya pertenecemos a la
familia de Dios; es cuestión de tiempo para que podamos gozarnos en la
presencia inmediata de Dios.
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