Texto
clave: "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, contra tales cosas no hay
ley." Gál. 5:22-23
1. El fruto del Espíritu Santo
Jesús claramente dijo: "Por sus frutos los conoceréis." La mayor evidencia
de que somos hijos de Dios son las virtudes dadas por el Espíritu Santo a la
nueva criatura, Pablo menciona un fruto repartido en 9 dimensiones que se
complementan el uno al otro.
Para Dios, son mencionados el amor, gozo y paz.
Para el prójimo, tolerancia, benignidad y bondad.
Para sí mismo, mansedumbre, temperancia y fe.
2. Frutos de la nueva criatura
Hemos nacido en el reino de Dios como seres espirituales y por la tanto
debemos andar en el Espíritu. Todo lo semejante se busca y se atrae entre
si; lo mate-rial busca lo material y lo espiritual busca lo espiritual. La
Palabra define bien nuestra posición en el Señor.
Nacidos del Espíritu en el reino de Dios. Juan 3:3-5
Criados por Dios, a imagen del que los creó. Colosenses 3:10
El nuevo hombre es criado conforme a Dios en justicia y en santidad de
verdad. Efesios 4:24
3. Santos y sin mancha delante de Dios
Efesios 1:4 nos dice que "Dios nos escogió desde antes de la fundación del
mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él." ¿Cómo podemos
nosotros, criaturas pecadoras y nacidas en maldad, estar delante de la
presencia de Dios santos y sin mancha ? Esta palabra en griego es bastante
interesante. (AmomoV amomos ) significa sin reproche delante de Dios.
En el antiguo testamento, de acuerdo a Levíticos 21, Dios anunció a todos
los levitas que cualquier defecto físico, los descalificaba para oficiar en
el santuario y sobre todo acercarse al altar. La misma ley se aplicaba a los
animales que eran sacrificados, tenían que ser sin defecto físico.
En el nuevo testamento, Cristo, la ofrenda perfecta, nos ha declarado
perfectos delante de Dios; estamos sin mancha y somos santos por el acto
declaratorio, imputado o vicario de Jesucristo. Por eso Jesucristo es
nuestro represente legal en la corte celestial. Dios siempre nos mira a
través de Cristo y por eso nos dice Hebreos 4:16: "Acerquémonos pues
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro." |